10 Acciones ante el volante que dañan tu auto.
Existen acciones que hacemos en todo momento y que tienen un efecto a largo plazo y que muy raras veces nos damos cuenta, como; morderse las uñas, cojear, tronarse los dedos, etc. Estas acciones “descuidadas” también existen cuando nos ponemos detrás del volante que hacen un gran daño a largo plazo.
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Para este caso solo debemos ser conscientes de que estamos haciendo para que después no le echemos la culpa a medio mundo o nos hagamos los locos.
Dicho esto, observa estas 10 acciones que afectan considerablemente tu auto.
1.- No verificar de manera periódica las presiones de los neumáticos
Puede causar un desgaste irregular, provocando que se deterioren de manera prematura y ello obligue a gastar un dinero que no estaba previsto. El neumático puede sufrir también un reventón, causando un accidente o, en una situación menos grave, daños en la llanta. Qué hacer: Acostúmbrate a comprobar la presión de los neumáticos. Es una tarea que se realiza en cinco minutos y te puede ahorrar mucho dinero.
2.- Acelerar el motor sin que haya conseguido la temperatura ideal
Cuando el motor está frío, gran parte del aceite se encuentra depositado en el cárter. Por eso, cuando arrancamos, el motor necesita de algunos segundos para que el aceite llegue al circuito y para que alcance la temperatura ideal, consiguiendo de este modo una mejor lubricación. De esta forma, acelerar en exceso con el motor frío provoca un mayor desgaste interno del motor.
Qué hacer: Para evitarlo, espera cerca de un minuto antes de comenzar a circular con el coche. A partir de ahí, acelera siempre de manera progresiva evitando que el motor supere las 2.700 rpm si es Diésel y las 3.500 rpm si es gasolina.
3.- Mantener el pedal del embrague presionado cuando el coche está parado
Esta mala costumbre provoca un mayor desgaste del embrague y de todos los componentes asociados a él. Aunque no se mantenga presionado el pedal a fondo, siempre se producen fricciones internas, afectando al disco y a todas las piezas que actúan sobre él.
4.- Abusar de los frenos en descensos prolongados y pronunciados
Pisar el pedal del freno durante un largo periodo de tiempo puede acarrear estas consecuencias: acelerar el desgaste de los discos y pastillas, provocar deformaciones en los discos, que se creen vibraciones en el volante al frenar y deteriorar el líquido de frenos, haciendo que el sistema de frenos sea menos resistencia a la fatiga.
Qué hacer: En esta situación, acostúmbrate a utilizar relaciones de cambio cortas cuando te enfrentes con una pendiente acentuada (bloquear con el motor). De esta forma disminuirá el desgaste de los frenos y tendrás un mayor control del vehículo.
5.- Circular con el motor a bajas revoluciones
Este tipo de conducción puede traer problemas graves y costosos. En el caso de los Diésel, puede afectar a la válvula EGR, que acumula más carbón, reduciendo su vida útil en un 50 por ciento. En los motores de gasolina podemos también dañar el catalizador, transformándose en un depósito de carbón. El filtro de partículas es otro elemento que puede sufrir con nuestro descuido
Qué hacer: En los motores más antiguos, esta práctica conlleva un mayor trabajo del motor, provocando daños en las bielas. Habitúate a mantener el motor a un régimen de revoluciones donde sientas que responde en cuanto pisas el acelerador.
6.- Parar el motor de golpe tras un esfuerzo extra
Debes tener cuidado sobre todo con los motores turbo. Cuando circulas por una autopista, viajas a mayor velocidad que por carretera convencional, el turbo llega a alcanzar temperaturas superiores a 300ºC los Diésel y a 500ºC los gasolina. Por ello, si apagamos el motor sin dejar “reposarlo”, el aceite que mantiene el circuito todavía tiene tendencia a carbonizar, causando la avería del turbo.
Qué hacer: Intenta, tras un largo viaje por una vía rápida y antes de apagar el coche, mantener el coche cerca de dos minutos al ralentí (Número de revoluciones por minuto a las que debe funcionar un motor de explosión cuando no está acelerado). Es el tiempo suficiente para que el sistema de refrigeración y la propia circulación de aceite enfríen el turbo, reduciendo el riesgo de avería en más de un 90 por ciento.
7.- Mantener la mano apoyada en la palanca de cambios
Cuando llevas la mano apoyada en el cambio durante la conducción, estás ejerciendo presión sobre los mecanismos internos de la caja de cambios, lo que acaba por desgastar y provocar holguras en los sincronizadores y los rodamientos. A largo plazo ello se va a traducir en vibraciones y que las relaciones de cambio pueden tener un engranaje más impreciso.
Qué hacer: Habitúate a conducir con las dos manos en el volante y a colocar la mano en la palanca de cambios solo cuando vas a cambiar de marcha.
8.- Conducir con el coche en reserva
Conducir con cinco o menos litros de combustible en el depósito puede garantizar el funcionamiento del sistema de alimentación, pero no es suficiente para proteger la bomba de combustible de tu coche. En los automóviles con inyección electrónica, la bomba de combustible, que es eléctrica, está sumergida en el tanque. Por lo tanto, el nivel de combustible debe ser suficiente para garantizar la lubricación y el enfriamiento de la bomba, posibilitando su funcionamiento. Cuando el nivel de combustible disminuye, es decir, entra en reserva, el funcionamiento y la protección de la bomba pueden resultar comprometidos.
Qué hacer: Intenta llenar el depósito del coche cuando necesites gasolina. No le eches los típicos $50 cada vez. Porque cada dos por tres volverá a entrar el coche en la reserva, además de perder tiempo, ya que tendrás que volver a parar para echar combustible.
9.- Dejar un neumático subido en un escalón cuando aparcamos
Debido al peso del vehículo, se trata de una medida que podría afectar gravemente a los neumáticos, ruedas y suspensión. Posibles daños: los neumáticos pueden sufrir deformaciones o cortes pequeños que obligarán a su reemplazo, las ruedas se pueden dañar si el impacto es severo y la suspensión puede desequilibrarse debido a rodamientos dañados
Qué hacer: Evita estacionar en bordes, baquetas o ladrillos y si realmente no tienes más remedio, trata de subir por la parte más baja.
10.- No frenar lo suficiente antes de pasar por un tope
Este “descuido” puede provocar las mismas averías que estacionar el coche con las ruedas subidas a la acera, pero sus efectos son mayores. En el caso de un agujero, puede reventar un neumático o arruinar una llanta, por ejemplo. Pasadas rápido por encima de los topes pueden provocar problemas en los puntos de anclaje de la suspensión.
Qué hacer: Acostúmbrate a circular despacio en zonas de topes y baches (por sí las dudas). De esta forma la suspensión tendrá que trabajar menos al pasar por estos obstáculos, y no dañaremos el coche.
Los buenos hábitos al volante pueden evitar accidentes, como también desgastes prematuros del coche o incluso graves averías. En nuestros recorridos del día a día, en las ciudades y en las vías de acceso, muchos conductores nos acomodamos y nos relajamos, buscando formas de conducir más cómodas, que a veces terminan convirtiéndose en vicios al volante, vicios que podrían corregirse poniendo atención y cuidado.
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